“La Constitución de 1999, impulsada por el presidente Hugo Chávez, los dirigentes de la época y el movimiento social del país, ha sido un escudo enorme para garantizar los derechos humanos en Venezuela y no reeditar los desafueros del pasado”.
Así lo expresó el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, en el inicio de las Jornadas Formativas enmarcadas en el Plan Nacional de Derechos Humanos 2016-2019, que tuvo lugar en la Biblioteca de la Casa Nacional de Las Letras Andrés Bello.
“Hemos recibido -dijo Saab- la invitación del Ministerio de la Cultura a través del presidente de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, William Osuna, para iniciar las jornadas de derechos humanos y la Defensoría del Pueblo se une a estas actividades de carácter nacional para darles herramientas a promotores, multiplicadores y personas vinculadas con tema cultural”.
Precisó que en el título tres de nuestra Constitución tenemos todo un tratado de defensa, protección, desarrollo legislativo, garantías constitucionales en materia de derechos civiles, políticos, económicos, sociales, ambientales, indígenas, “dignos de ser cada día protegidos y hacerlos letra viva, no solo en la justicia, sino también en la educación. Para mí esta es una actividad de carácter pedagógico a la cual le doy una gran importancia”, afirmó.
En tal sentido explicó quien lee el título tres de los derechos humanos de nuestra Constitución observa la gran diferencia estructural y orgánica sobre lo que la Carta Magna establece en contraste con los grandes vacíos y lagunas que tuvo la Constitución de 1961, que “fue letra muerta y que no existió en la práctica, porque en el período en que estuvo vigente Venezuela vivió un terrorismo de Estado”.
Sostiene el defensor del Pueblo que durante las décadas del 60, 70, 80 y 90 Venezuela vivió masacres, desapariciones forzadas, detenciones ilegales, torturas, asesinatos selectivos; el allanamiento de centros de estudiantes, de sindicatos, el asesinato de estudiantes, de trabajadores, de campesinos: “Fueron décadas dantescas, horribles, de exterminio de aquellos quienes pensaban diferente, particularmente quienes asumían posiciones de izquierda, posiciones revolucionarias, para enfrentar los gobiernos de Acción Democrática y Copei de aquel tiempo”.
A su juicio, un emblema de toda esa lucha fue Fabricio Ojeda, al que no le respetaron su carisma, su alcance popular nacional, continental; lo mataron un 21 de junio de 1966 y en honor y gloria de su legado el pasado lunes sus restos llegaron al Panteón Nacional. El defensor expresó que “tenemos que mirarnos en esa etapa y levantar la bandera de la Constitución del 99 como escudo para seguir protegiendo la paz en Venezuela”.
William Saab considera que el tema de los derechos humanos ha sido manipulado y envilecido en los últimos tiempos, “y ahora a mí me indigna que los grandes asesinos y sicarios del ayer en materia de derechos humanos en el mundo y también en Venezuela, sean los que pretendan dar a quienes luchamos en el caso mío mediados de los años 70, lecciones en esta materia”.
DEMOCRACIA FALSA
Contó que a los 14 años comenzó a militar en un movimiento embrionario en materia de derechos humanos vinculados con movimientos de izquierda: “Yo nunca lo he negado, el PRV Ruptura. Eran comités para hacer un escudo frente a la represión terrible que en la época existía en contra de quienes hacíamos trabajo social, porque nosotros no hacíamos lucha armada. En los 70 las luchas populares eran castigadas, perseguidas a balazos, a tiros, en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez ,que es lo que tengo memoria en mi actividad política inicial; continuó con saña con Luis Herrera, que siguió con Lusinchi, con el segundo mandato de CAP; luego, con el segundo de Caldera, poco de ese período de mediados de los 70 hasta finales de los 90… Aquí se nos habla de una democracia formal, que era la mejor, garante de las libertades públicas”.
“Lamentablemente -dijo- las nuevas generaciones, que tienen menos de 30 años, hoy no tienen la conciencia clara de lo que significó para Venezuela esa falsa democracia que se instauró cuando se traicionaron las banderas de la Junta Patriótica que levantó Fabricio Ojeda el 23 de enero del 58, porque se sigue manipulando la historia diciendo que esa era la mejor democracia en el mundo.
Tarek William destacó que él y sus compañeros de lucha denunciaron esa farsa y fueron castigados proporcionalmente a las denuncias que hacían, las cuales eran denuncias pacíficas dentro de un marco legal: “Un país que sale de una dictadura militar producto de la lucha estelar de quien fue su presidente Fabricio Ojeda, porque y fue él quien dio la noticia y el asumió en las calles de Caracas hasta que Rómulo Betancourt asume la presidencia”.
Comentó que al llegar a la presidencia Betancourt, lo primero que hace es segregar, perseguir, aislar con todo el aparato represivo del Estado militar, judicial, policial a quienes lucharon contra Marcos Pérez Jiménez. Fue una represión tan brutal y bestial que las manifestaciones que se daban en las calles eran reprimidas a balazos y caían en las calles muchas personas, y los detenidos eran llevados a prisión sin un juicio justo, sin derecho a la defensa; se habla de 50 mil personas en ese período sin derecho a la justicia, al debido proceso”.
Asegura que la dictadura de Pérez Jiménez se quedó en pañales, y como ejemplo citó el caso de José Agustín Catalá, quien por editar un libro que narraba las atrocidades de la dictadura en la Seguridad Nacional lo trasladaban diariamente desde Maracay donde vivía, hacia Caracas, lo torturaban en la Seguridad Nacional y luego lo llevaban a su casa (durante varios años). En tal sentido, refirió el defensor que pese a todos los atropellos que sufrió Catalá, varias veces declaró que la represión que se vivió con los gobiernos de AD y Copei fue peor que la de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; “para que tengan una idea de lo que significa que el principal denunciante de lo que fue la atrocidad de Pérez Jiménez llegó a decir que se quedó corta esa dictadura al lado de cómo reprimió y violó derechos humanos AD y Copei”.